Extinción a base de espuma

Extinción de incendios a base de espuma

Los sistemas de extinción por espuma son uno de los más eficaces para la extinción de incendios clase B, aquellos que han sido provocados e involucran a líquidos inflamables y combustibles. Pese a no ser muy habitual, es posible también su uso para incendios generados en otro tipo de materiales, sean sólidos o líquidos.

Estos sistemas se realizan en base a las normas NFPA 16, NFPA 30 y otras reglamentaciones específicas de acuerdo al riesgo a proteger.

Contamos con aplicaciones informáticas actuales, específicas para el cálculo y el diseño de las distintas soluciones para la protección contra incendios.

La generación de espuma se realiza a través de la mezcla de agua, espumígeno y aire, que podrá tener diferentes valores de expansión, siendo la misma la relación entre el valor inicial del volumen de agua/espumígeno y el volumen final de espuma.

El funcionamiento de un sistema de extinción de incendios de espuma es sencillo.

Inicialmente, el agua proveniente de la fuente de suministro se mezcla con el espumígeno en la proporción diseñada en un equipo dosificador o proporcionador.

Posteriormente, la mezcla es dirigida al generador de espuma, el cual incrementa su volumen mediante aportación de aire, formando la espuma. Su activación generalmente es provocada por un sistema de detección automática de incendios.

Dado que la espuma es más ligera que la solución acuosa de la que se forma y que los líquidos inflamables o combustibles, flota sobre estos, produciendo una capa continua de material acuoso y un doble efecto de enfriar y evitar el contacto con el aire.

Además, impide la emanación de vapores combustibles previniendo la reiniciación del fuego y tiene la característica de adherirse a las superficies que cubre, protegiéndolas de fuegos adyacentes.